El último número de la revista SOHO consigna un testimonio de lo que me jode de mi pasión por Alianza Lima. Agradecer a Ricardo Hinojosa por la convocatoria y a Carmen Díaz por las fotos.
Mi pasión por Alianza Lima viene
desde muy niño cuando mi padre me llevó a la inauguración del estadio de
Matute, habría de continuar con los amigos de mi barrio en Breña y se
consolidaría cuando me integré a la
barra. Es que yo no podía escuchar los partidos por radio, verlos frente a un
televisor o mucho menos ir a la cancha y quedarme sentado. Era tanta la
angustia que no podía estar quieto. Ese apasionamiento que me hacía estar de
pie, cantando y saltando, encontró un buen lugar para desbordarse dentro del
mismísimo Comando Sur. Entonces, al comprometerme y pasar de ser un hincha cualquiera
a ser un hincha militante tuve que asumir las consecuencias de pertenecer a un
grupo heterogéneo de personas muy cuestionadas y prejuiciadas.
En ese sentido lo que odio de ser
barrista viene más que en serlo, en lo que conlleva. Porque odio que piensen
que soy un violento que ando peleándome con todo hincha de la U que se me
cruce; que voy a la tribuna a emborracharme y a drogarme; que soy de los que
roban adentro y afuera del estadio o que ando por la calle haciendo toda clase
de perjuicio contra gente inocente.
Odio que la policía me revise
como si fuera un delincuente en las tribunas populares donde van los barristas;
que a mis amigas les confisquen los ganchos de pelo y los piercings, y a mí y a
mis amigos los cigarrillos y el cinturón. O que la policía meta palo cuando
saltamos abrazados por la emoción de celebrar un gol. También que se prohíban las banderas, el papel
picado los bombos y las trompetas. Nuestro futbol está muy venido a menos, y
quieren quitarle lo único que le da ambiente de fiesta a los estadios. Entiendo
que dentro de una barra existen personas cuestionables, pero me jode eso de estigmatizar
a todos por unos cuantos. Un delincuente lo es así pertenezca a una barra o a
los boy scouts. No entienden que las banderas no matan, y que si quieren
estadios como en Inglaterra, pues empiecen por brindar una educación como en Inglaterra.
En fin, esos agregados son los que
me joden. Pero dicen que para disfrutar el silencio hay que conocer también el
ruido o para conocer la felicidad hay que haber padecido el sufrimiento. En ese
sentido eso que odio de ser barrista me hace sentir la pasión por Alianza con
mucha mayor intensidad.
Martín Roldán Ruiz
Fotos: Carmen Díaz
3 comentarios:
Muy bueno tu testimonio Martín,ojalá que cambie el concepto de la policía acerca de las banderas y los instrumentos musicales,los cigarros y las correas, locaza esa foto con la bandera en los estantes, que me imagino es en tu trabajo, sALvdos tv pata Wahios.
Muy buena me encantó creo que es el sentir de todos los que nos hemos hecho hinchas militantes de algun grupo en el barrio universidad o pais extranjero... Quisiera saber de su libro la verdad que ahora es cuando mas quisiera adquirirlo podria darme una respuesta de donde se podria adquirir el libro este amor no es para cobardes
Cual de todos mis libros? Podemos ser heroes y Generacion cochebomba en cualquier libreria como Crisol y el Virrey de Lima. En las de Quilca tambien. Este amor no es para cobardes tendrias que ir a la editorial Normal.
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