martes, 7 de octubre de 2008

EL SUBTE Y LA GRUNGE


Para un subte ochentero, la autenticidad implicaba, principalmente, la música y ser tú mismo. Al menos para mí, fue así. Para otros sería la ropa, la forma de hablar, el peinado... Musicalmente parecía ser muy fácil, que sólo era escuchar algo distinto y listo. Pero No. La cosa Iba más allá, si no te podían considerar un posero. En ese aspecto, llegar a ser autentico, implicaba una militancia, pero también, aceptar los sacrificios y carencias que nuestro peculiar gusto implicaba. Una de esas carencias era el amor.

Encontrar una chica que compartiera tus gustos musicales, era casi imposible. La mayoría escuchaba Río, Chachi Lujan, Pandora o las Flans. Uno podía hacerse el loco, en ese sentido, porque para el amor nada es determinante y lo que más anhelábamos era tener una chica, escuchara lo que escuchara. Pero ellas eran poco tolerantes cuando decías que Eskorbuto era el grupo que te había cambiado la vida. O que ibas a los conciertos de Eutanasia. Obviamente te consideraban un marciano o un terruco.

Todos buscábamos a la chica subte capaz de entrar al pogo, o de ir a pintarrajear Lima con: Somos el futuro, somos el progreso, somos tu futuro de carne y hueso. Pero, eran poquísimas las que iban a conciertos o que escuchaban esa música, que ya solamente buscábamos a esa que pudiera entendernos sin reproches ni desconfianzas.

Incluso las Darkis, Zopilotonas, Niuweys o poseras, consideraban a los subtes como unos carcosos, lisurientos y antitodo. Lo cual no escapaba mucho de la realidad. Muchos, como yo, alzábamos eso como una bandera de autenticidad.

En mi caso, el haber sido seguidor del Hardcore punk, implicaba conocer y despedirme de las pocas chicas que en un principio me consideraban interesante. Aparte, claro está, que mi rancio olor a sobaco o mis chancabuques sin lustrar, brindaban su aporte. No obstante, una que otra compartió conmigo momentos que ahora son recuerdos. Y no precisamente por la música.

Con el tiempo llegué a la conclusión, de que una jipilona metida en esa onda de paz y amor, podría ser el equilibrio para mi paranoia subte. Lástima que, para esos años, las jipilonas estaban casi tías. Aparte estaban de poetas, marihuaneras o de militantes de la Izquierda Unida, lo cual no le quitaban atractivo. Pero, seguro, tenían otros intereses que conocer a un subte pelo parado.

Así fui claudicando, porque nunca encontré a una que le gustara La Polla, Kortatu, Eskorbuto, Discharge, GBH. La verdad, ya no tomaba en cuenta eso al momento de conocer una chica. Pero, por experiencia, evitaba hablar de mis gustos musicales en un principio. Si la flaca me interesaba bastante, hasta podía mentir que me gustaba Magneto.

Así pasaron unas relaciones en donde el Hardcore punk, no tenía cabida entre las caricias y los besos. Ni siquiera en un lento caminar de manos entrelazadas. Con el tiempo ya eran otras las motivaciones y los motivos por el cual se daban los acercamientos con mujeres. Hasta que conocí a una persona especial.

Me la presentaron como miembro de una banda femenina que nunca hizo una canción, que nunca había tocado y que nunca pasó de dos integrantes: Las Bastardas. Lo primero que pregunté fue si cantaba o tocaba la guitarra. Me dijo que no, que no hacía ninguna de las dos cosas. Justo cuando la charla estaba por volverse un hielo, la música salvó la conversación. Ya para ese tiempo había dejado mi recalcitrante cerco Hardcore punk y había descubierto otras bandas y estilos que hicieron interesante el diálogo. Aparte, ella era tan linda y transparente como una lágrima de flor.

Inesperadamente nació una relación basada en la música. Esa primera vez, conversamos de Velvet Underground. A ella le gustaba con Nico, a mi no. Pero, para ambos, Venus in furs, y Pale blue eyes, eran las mejores. El problema vino cuando confesó ser fanática del Grunge y el Rock Alternativo de los noventa.

Para mí, los noventa, no fueron de mi interés. No porque considerara mala la música, sino porque yo había crecido con una amplia gama de grupos que hacían no interesarme en bandas como Pearl Jam. Coincidentemente la preferida de ella, tanto que había viajado a Argentina para verlos en concierto.

Nos diferenciaban diez años de edad y el estilo de cada década. A veces discutíamos, en buena onda, sobre el aporte musical del Punk, el Dark y el New Wave de los ochenta y del Grunge o alternativo de los noventa. Como si fuéramos rivales, como si uno fuera de la U y otro de Alianza, nos apasionábamos en defender la música de nuestro tiempo. A veces ella ganaba, a veces ella perdía. Yo podía notar su rabia por perder. Entonces un beso sellaba la reconciliación entre el viejo subte y la grunchera alternativoide.

Con ella bebí de otras músicas, de otros estilos. Como la canción de Joaquín Sabina que escuchábamos cuando paseábamos por el parque Castilla de Lince: Y aunque sé que no era la más guapa del mundo, juro que era más guapa, más guapa que cualquiera. O cuando toda una noche The Doors marcó el ritmo de nuestros besos y caricias. O cuando Please, please, please… Let me get what I want de The Smiths se convirtió en la única canción que pudimos bailar, en un viaje que bautizamos como nuestra luna de miel. Otras tantas como Me and Bobby Mc Gee de Janis Joplin o esa de Calamaro que marcó nuestra despedida: Este viaje es mejor hacerlo solo, yo te voy a recordar todos los días…

Porque así como no lo esperaba, tampoco esperaba que terminara esa bonita relación, pero terminó. La vida nos alejó y cada uno tomó su rumbo. Con ella aprendí a sentir y a valorar muchas cosas. Y aunque nunca se lo dije, también aprendí a valorar la música que me enseñó a escuchar, la de su década. Y, cada vez que suenan, regresa su sonrisa y aquellos momentos. Tanto así que Pearl Jam terminó por gustarme; y, Black, su canción favorita, terminó siendo también la mía. Será, quizás, por la última estrofa que alguna vez la escuché cantar con tristeza: I know someday you'll have a beautiful life... I know you'll be a sun in somebody else's sky, but why... Why, why can't it be, why can't it be mine.
Publicado en el número 04 de la revista Audiofobia (octubre 2008)

17 comentarios:

Anónimo dijo...

Hace mucho q no entraba a tu blog. Otra vez me kedo pegada con otra historia tuya. Con historias como esta me da mucha rabia no haber nacido una década antes y no haber vivido el contexto socio-cultural ke ta todo "eso" para escribir, toda esa experiencia.

Abrazo de una "jipilona-generación X"

Martín Roldán Ruiz dijo...

Jipilona - generacion X

Gracias por tu comentario, y por decir que mis historias te hacen quedar pegada. Es el mejor aplauso que me pueden dar para seguir escribiendo.

Un abrazo

Martín

Anónimo dijo...

JAJA, lo unico que te puedo decir que no eres el unico que vivio la sensacion de nunca encontrar una mujer que le gustara el Punk, me dio una gran empatia tu relato.

Monica Jardin dijo...

Que historia!! Yo tambien hubiera kerido tener 15 O 16 en los ochentas y vivir todo eso. Pero bueno la época que viví no andubo tan mal y también pase por la misma búsqueda que tú y me kedé con música, letras y bandas que me dejaron algunos compañeros del camino. Aún me sonrojo al decir que alguna vez fui una groupie y ke??? jaja
Nos seguimos leyendo MarTín.

Te espero en mi jardin.

Mónica

Anónimo dijo...

esta historia la lei en la revista 04 de Audiofobia. Me parecio muy paja la verdad, y como dicen algunos comentarios arriba, a mi tb me hubiera gustado vivir en esa epoca.

P.D: Hey, Martin. A mi mama le dije que leyera "Generacion Cochebomba" y me dijo que le gusto :)

Anónimo dijo...

Hola Martin, soy Israel. Lei tu post y me senti identificado. Desde siempre quise conocer a una mujer que compartiera los mismos gustos musicales que los mios... sentia que tenia que ser (si bien no prioritario, si necesario) en la persona que podria llegarme a enamorar. Si aqui en Lima, las chicas no conocen de punk o hardcore, menos escucharian lo que a mi me gusta sobremanera: el shoegaze.
Porque aqui hablar de The Jesus and Mary Chain, Silvania, Ride, My Bloody Valentine, los Cocteau Twins o siquiera los excelentes Resplandor (del que soy hincha acerrimo!, era como hablar en un idioma marciano...
Hasta que conoci a una chica que tenia otros gustos musicales, pero lo que me atrajo de ella fue su forma de ser. Supe que aparte de la musica tenia otras virtudes que la hacian especial. Tenia interes en escuchar lo que me gustaba, cuando le hablaba de tal o cual grupo tenia esa predisposicion a aprender; aunque yo no mostraba igual a sus gustos(le gusta Ariel Rot, Los Rodriguez y Andres Calamaro).
Una vez tuvimos una pelea (como toda pareja), nos distanciamos un corto tiempo, y llegue a la conclusion que no me habia enamorado por lo que siempre habia pensado; aqui la musica jugo un papel importante, porque las canciones que me cantaba o me dedicaba hicieron que la recordara con mas intensidad, hcieron que acuda a escucharlas para recordarla, como esa vez que se despidio con esta cancion de Calamaro
"Sentiste alguna vez, lo que es... tener el corazon roto/ Sentiste a los asuntos pendientes volver... hasta volverte muy loco/
Si resulta que si si podra entender lo que me pasa a mi esta noche/ella no va a volver y la pena me empieza a arder adentro../ la botella cayo por el lado de la soledad..."

Felizmente regresamos, la musica que me hizo escuchar, ayudo a nutrirme de otras experiencias musicales ajenas a las que conocia, y ahora que ya faltan dias para que venga su artista favorito. No vamos a verlo juntos pero cuando este ahi y escuche al Salmon, voy a pensar que esta a mi lado, abrazandome.

Martín Roldán Ruiz dijo...

Joao Kolera, saluda a tu mamá y dile que me alegra mucho que le haya gustado GC... Monica, gracias por invitarme a tu jardín, ire de tanto en tanto para ver como florecen las rosas... Israel, cada uno tenemos nuestras historias y me parece increible que la tuya se paresca mucho a esta... Yo tambien estare en el concierto de Calamaro, y cada vez que cante las canciones que escuchabamos, pensare que esta a mi lado... A todos muchas gracias, me alegra que haya empatía entre esta historia y ustedes... lastima que la persona quien la inspiro no la sienta del todo... así me parece.

Un abrazo

La Heroina del Blues dijo...

Hola!!!!
Somos una banda llamada LA HEROÍNA DEL BLUES con la que estamos haciendo un tributo a JANIS JOPLIN. Buscando a Janis llegamos a tu blog, entonces queríamos dejarte un saludo y presentarnos

Nuestro blog para escucharnos y ver nuestra agenda de presentaciones es http://www.tributoajanisjoplin.blogspot.com

Anónimo dijo...

Hola Martín:
Hace tiempo que te digo que voy a comentarte, sobre temas más relacionados al tema musical o de historia del rock subterráneo... pero termino comentando este post relacionado al también apasionante tema de las relaciones.
Pues... yo sí encontré a la chica punk. Esa chica punk que escuchaba Desechables, Eskorbuto, Vulpess y La Polla Records. Pasamos gratos momentos y compartimos mucho, hasta hace pocos días.
Creo que a pesar de la similitud de gustos musicales y muchísimas actitudes, al final me di cuenta que no era para mí. Es más, yo diría que para nadie, pero creo que ahí está hablando el despecho. Muchos problemas generados, una gran desconfianza del uno con el otro, y unas costumbres demasiado liberales por parte de ella hicieron que lo que comenzó como una interesante amistad y que se estaba convirtiendo en una relación en la que parecía existir mucho cariño y compatibilidad, pues se truncó.
Ya no hay amistad... creo que ni siquiera respeto.
Creo que la similitud de gustos e intereses no son garantías de que las relaciones siquiera funcionen, y me di cuenta de la peor manera. En verdad este tema vino perfecto con todo lo que me ha ocurrido en los últimos meses.
Gracias por tu libro y por tu blog, porque podemos seguir leyendo tus fascinantes relatos de manera regular.
Muchos saludos, nos vemos.

OMAR

Anónimo dijo...

Lo sacaste, lo borraste!!!!!! Ya no está

Jvanca. dijo...

Imagino a la grunge. Creo k encontrar una mujer k le guste la mùsica ya es bastante.

Anónimo dijo...

El primer post ke escribí :)

j

. dijo...

Hola Martín, muy linda tu historia. Ya la había leído antes y también la de Un amor tan anarquista. Esta mujer te dejó marcado amigo. No hace falta decir más. Pearl Jam, te recuerda a ella. Nirvana, me recuerda a él. Claro, que las historias son muy diferentes. Lo que sentía por él no era amor, era un encaprichamiento infantil, que ya se acabó y del que no queda rastro. Lo que quiero decir es que la música la que sirve de ambientación para todas esas experiencias que uno vive, y se quedan como banda sonora de todos esos recuerdos. Linda tu historia Martín. Y la última frase de Black es simplemente lapidaria.

Anónimo dijo...

muerte a todos estos ochentosos

N* dijo...

Me encantó y te lo dije, me sentí identificada de principio a fin con esta historia, además Pearl Jam es mi banda favorita desde que tengo 5 años, pero hay algo en lo que te equivocaste.
En la última estrofa de "Black" dice :I know you'll be a STAR in somebody else's sky...
y tu pusiste : I know you'll be a SUN in somebody else's sky ...
Debo ser sincera ... me incómodo! jajajaja estaba todo tan bonito y tenía una sonrisa de oreja a oreja mientras leía la historia, hasta que llegué a ese pequeño detalle, ja, exageración, lo sé.
De todos modos, me gustó muchísimo.

Andrea López Vedder.

martinmortality dijo...

Llege a este articulo gracias a mi amiga Andrea, una grunge como yo. Me recomendo y dijo "solo leelo". Y si que lo leí. Estimado tocayo realmente es impresionante el poder de la música en todo lo que hacemos nosotros ( y cuando digo nosotros, me refiero a aquellos para quienes la música representa algo más, mucho más, en la vida que prender una radio). Final no feliz con la chica grunge, excelente cancion, mi favorita tambien, y en cierta forma comparto lo que dices. A veces buscamos chicas con las que nos gustaría compartir la misma pasión por la música, y si tenemos suerte hasta por el mismo estilo, pero quiza al final solo necesitamos que ella sea un complemento que nos lleve hacia otros rumbos auditivos que quiza habiamos dejado de lado. La busqueda continua.. y seguimos en el camino, con musica como siempre.

Susan dijo...

Una làgrima esparcida en la mejilla, es la misma cancion de esta super banda, ha remontado el corazón aquella vez en q mi amor era ella y yo era su amor. Gracias por este texto.