viernes, 3 de agosto de 2007

LA ZCUELA NO ESTABA CRRADA

Cuando escribí mi novela – y perdónenme si hablo de la misma – quise que fuera también un homenaje para todos aquellos que vivieron la época del Rock Subterráneo. Tanto para aquellos que fueron partícipes, como para los que sin haberlo vivido, lo sienten como suyo. Cuando la acabé pensé inmediatamente en la dedicatoria. Tenían que estar los nombres de aquellos que bien pudieron ser protagonistas de dicha novela y que por esos motivos de la vida ya no estaban presentes.

Ya la tenía elaborada. A algunos solamente los conocía por apodos: Beni Gil, el Cachinero, Edgard Barraza, más conocido como Kilowatt, y Saúl Cabrera, el Omiso. Ya a punto de publicar, se sumo un nuevo amigo: El Maya. Cuando entregué el libro a la imprenta, pensé y anhelé en que la lista no aumentara nunca. En todo caso, por muchísimos años.

El pasado domingo 29 de julio, falleció Edwin Nuñez o Edwin Z, cantante de una de las bandas subtes más prometedoras de esa época, Zcuela Crrada.

Cuando escuché, algo tardíamente, su canción “La esquina es la misma”, me encontré con una de esas canciones que te marcan la vida. El tema es la inutilidad de todo. La angustia, el absurdo. El disfraz con el que cubrimos la esencia verdadera. “Toda la mierda es la misma, las calles desnudas, el bar. No hay Dios que sane la herida, que se abre más, mucho más”.

Desde esa vez se convirtió, para mí, en un tema emblemático. Cada vez que la escuchaba me reenviaba a esos años, y me fue de mucha ayuda para sentir otra vez la esencia de la época y poder plasmarla en mi novela. Es más, me tomé el atrevimiento de colocar el extracto de esa canción, que líneas arriba pongo, en el capitulo IV de mi libro. Aparte de mencionar en muchos momentos al grupo.

Hace unos años volvieron para presentarse en un concierto, y yo no pude reprimir mi emoción de volver a cantar “La esquina es la misma”. Allí estuve, siguiendo la canción, línea a línea, y observando a Edwin que sentado sobre el escenario, asumía el abatimiento, en una caracterización de la depresión y el sinsentido de su tema. Inolvidable.

Pero Edwin no sólo estuvo ligado a la música con su banda, era cronista de Rock. Recuerdo con mucho cariño su crónica sobre el Reggae en el primer número de la Revista Esquina. O Su columna en el fenecido diario Página Libre. Allí pude conocer a grupos que ahora son fundamentales para mí. Pude ampliar mis gustos, que en esos años se limitaban al Punk y al Hardcore más recalcitrante.

Dicen que después de Leuzemia, el grupo a grabar un Lp era Zcuela. Por motivos que hasta ahora pocos conocen, no lo hicieron. Muchos se preguntan qué hubiera sido del Rock Subte si ellos, junto a Narcosis, hubieran concretado su disco. También se dice que la canción Lola de Miki Gonzáles, era una copia de uno de los temas de Zcuela Crrada que estaban grabando en el estudio del afrorokero, para el long play que nunca salió a la luz.

Todo esto ya es parte de la leyenda y confirma el gran talento que él y su gente tenían. Si bien no lo conocí personalmente, he sentido su deceso como si se tratara de un amigo.

Para ti Edwin Zcuela, va mi recuerdo más grato. Deseo confesarte que tus canciones me enseñaron a ser un mejor ser humano. En ese sentido la Zcuela nunca va estar Crrada.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Martin cuales son las 12 canciones que te marcaron en la vida???

Esta la recuerdo y es una de mis favoritas, pero no me marco....

Misma edad, diferente barrio.... diferentes modos de vida... no se....

Anónimo dijo...

QUE TE PARECE EL MEA CULPA DEL CHATO MALCA EN SOMOS??? ESE TÍO SE VENDIÓ TODITO AL SISTEMA Y VIENE A HABLAR DEL SUBTE. FELICITACIONES POR EL BLOG, ES REALMENTE SUBTE

Anónimo dijo...

Buen escrito de Malca y bueno el tuyo. Voy a sacar blog, con estos ejemplos.
Los anónimos como el anterior, se mueren de envidia y la salida fácil es atacar al que no lo merece.
Edwin descansa en paz.

anónimo 4 dijo...

Me muero, me encanta la esquina es la misma, me mata, da ganas horribles de salir con una botella de ron a deambular por las calles a joder, de ir a llorar borracho al prostíbulo y regresar en piloto automático a poner un disco y ver el amanecer pensando en la ternura del suicidio o hacer noise en coca con la gente