viernes, 22 de enero de 2010

EL DASEIN


En esta esquina de palabras de color agitado, en el marco serpiente de tu perfil, me dijeron que seguro estarás caminando, de espaldas a mi diario renacer; para que me vaya olvidando, de que estás ganas que tengo, son ganas de ti, que tienen ese parecido, a las ganas de vivir.

Porque estamos más allá del bisiesto percance, cuando te hablo de los días aquellos, cuando sentíamos miedo de estar: Uno sobre el uno, sobre el uno de los dos. Y de esos tres, no queda más que ayer.

Desposados del alma clara, de las caricias calmas, cuando tus labios hablaban callados, del escándalo encerrado; entre las paredes caídas, de las ideas perdidas. Y los míos me decían, que te acaricie, en la mudez de tu piel. Porque más nos decíamos de los dos, cuando menos hablábamos de los tres.

Tú sola me entiendes de este no ser, cuando sientes que la nada se convierte, en sublime anochecer; entre esa esquina, donde el camino se hace sigiloso, como la marea de una playa, desierta de ti.

¿Dime si el canto volvió o ya se fue? Porque del uno al dos y al tres, van siete noches sin sus lunas, que besan las esquinas del atardecer; vamos de la mano que ya no espero, perderme entre los encuentros cálidos, de tu surco sagrado; vamos de la mano al quebranto, del paredón enroscado, donde las balas del pelotón, matarán las mañanas frías, del Dasein.

Foto y poema: MRR

2 comentarios:

Dylan Forrester dijo...

Una poética interesante.

Saludos.

Anónimo dijo...

ta bueno el poema martin

saludos

Angelo