jueves, 28 de octubre de 2010

EL RETORNO DE KAOS GENERAL

El flyer de este concierto se ha basado en el flyer que se elaboró para el primer concierto de la Jato Hardcore a fines de los ochenta.

En 1989 asistí a varios conciertos en la Jato hardcore de Barranco, pero uno de los que más recuerdo fue el que se denominó La despedida de Kaos General.

Recuerdo cuando estaba esperando que se iniciara el concierto en la esquina de San Martín y un micro de la línea 73 se detiene y se queda vacío, porque todos los que bajaron eran pura gente hardcoreana.

El concierto de esa vez marcó la despedida de esa muy buena banda, y quizás del último bastión de personas que deseaban hacer del hardcore más que un concierto de fin de semana, sino también que la filosofía de la misma llegue a los adolescentes que éramos en esos años. Meses después la Jato Hardcore cerraría sus puertas para siempre.

Pues bien, este sábado 30, los Kaos General regresan después de veintiún años. Ha pasado mucho tiempo, pero el espíritu del hardcore hecho con honestidad se mantiene en las venas. Por eso ha desempolvar las bandanas y las camisas a cuadros, para corear: Tu vida transcurre en un kaos general, kaos, kaos, kaos general…

martes, 5 de octubre de 2010

ESTE AMOR NO ES PARA COBARDES (Plan lector II)


El día lunes 04 fui invitado al colegio Liceo San Juan del distrito de San Martín de Porres, para hablar de mi libro de cuentos Este amor no es para cobardes. Fue una mañana muy entretenida respondiendo las inquietudes y dudas de alumnos de cuarto y quinto año de secundaria en torno a los temas que trata cada uno de los cuentos del libro. Aparte, sobre aspectos de mi vida, del pandillaje y temas inherentes a su etapa adolescente.

De manera sincera les respondí una serie de preguntas como: ¿Ha tenido enfrentamientos?, ¿ha agredido a otros hinchas en peleas?, ¿en las barras todos son delincuentes?, ¿ha robado banderas de otros equipos?, ¿ha probado drogas?

De hecho que son interrogantes algo ingenuas, pero que son muy importantes para muchachos de entre quince y diecisiete años, en que el tema de las barras bravas –que es el gran tema del libro– y del pandillaje, forma parte de su mundo adolescente; y a quienes, en algún momento de sus vidas, tendrán que hacer frente.

También hablamos del quehacer narrativo, de cómo se construye un cuento, de cómo a partir de algo que se ha vivido, se ha escuchado o que se lo han contado, podemos crear una ficción sobre un tema humano específico. En cómo podemos dejar fluir nuestra imaginación para crear un mundo paralelo, posible o imposible, que se asemeje a la vida. Pero, sobre todo, de la importancia de la lectura, no solo como placer sino también para forjarnos un criterio que a futuro nos servirá para ser críticos y evitar ser manipulados.

Pude llegar a este colegio gracias a la invitación de los mismos alumnos, quienes pidieron conocerme. Y, también, a las gestiones de Martín Chirinos promotor de la editorial Norma y de la responsable del Plan Lector del colegio, profesora Liliana Vílchez.

Pero hay un detalle que me gustaría recalcar. Todos los colegios en donde he sido, invitado desde el año pasado, han sido colegios particulares. Me gustaría asistir a colegios nacionales, similares al colegio Guadalupe donde yo estudié, para hablar de mis libros, pero no se ha dado hasta hoy. Según lo que he podido saber y lo que la profesora Vílchez y el promotor me corroboraron, es que no hay una política sobre el Plan Lector en la que se contemple a autores contemporáneos para la lectura en los colegios nacionales.

Yo mismo que laboro en uno, puedo ver que los libros leídos para el Plan Lector son unos cuantos clásicos, como El lazarillo de Tormes o El diario de Ana Frank. Porque, en su mayoría, les hacen leer libros de Cuauhtémoc Sánchez, de Paulo Cohello, y últimamente de… ¡Og Mandino! Y lo que es peor, mandaban a comprar los libros a la avenida Grau. Es decir piratas, por ser más baratos. No me sorprendería que todo lo mencionado es práctica común en el cien por ciento de colegios nacionales.

Es más, cuando a los padres se les hacía saber que tenían que dar un dinero para que compren el libro pirata, algunos se quejaban de que era muy caro los cinco o seis soles que debían desembolsar. Algunos amenazaban con quejarse a la UGEL porque el gobierno había prohibido la compra de libros, ya que a principio de año entregaba seis textos de cada curso, completamente gratis. Seguro que si se pedía para un par de chelas, fácil soltaban el billete.

Creo yo que en el Plan Lector se debería conocer primero a los clásicos de la literatura peruana, no solo el mediocampo de ensueño: Vargas Llosa, Bryce y Ribeyro, sino también a todos aquellos que tienen un nombre dentro desde nuestras letras. Y, también, a los autores nuevos.

No sé si les he mencionado que en mi lugar de trabajo he organizado lecturas de cuentos donde hemos leído a autores peruanos consagrados y a los más recientes. Y los cuentos que más gustaron entre la secundaria fue El tren de Oscar Colchado y Perdidos en la noche de Sergio Galarza de su primer libro de cuentos Matacabros. Éste último, sobre todo, por ser más cercano a las vivencias de los alumnos. Aparte porque eran cortos, con un lenguaje sencillo, y con una serie de elementos que les facilitaba la lectura.

Es más, para que este post no parezca romanticón, diré en términos de mercado, que si se implementa una política en que los colegios de todo el país leyeran a más autores peruanos, no solo se estaría forjando el placer de leer, la comprensión lectora y el cultivo de la cultura de los alumnos, sino también a miles de consumidores de libros con el cual se dinamizaría el ciclo Léctor – Autor – Editorial. ¿Pues de qué sirve que haya muchos buenos autores si no hay lectores?

Con una adecuada reforma de los impuestos para las publicaciones dirigidas al Plan Lector, se abarataría el precio, y se combatiría la piratería. Obviamente que el Ministerio de Educación tendría que especificar la prohibición en la venta de libros para los colegios, el cual rige para los textos, y no para los del Plan Lector. Y que se prohíbe, bajo responsabilidad de los directivos de los planteles, la compra de obras piratas.

Esto a futuro fortalecería la industria editorial, habría mucho más publicaciones y los autores no sufrirían para ver sus obras publicadas, aparte que recibirían las retribuciones justas por ellas. Pero, como en nuestro país todo se hace con los pies y no con el cerebro, nadie ha notado este beneficio de para todos a partir del Plan Lector.

Vamos a ver si a algún lúcido se le prende el foco y hace algo de una buena vez.
















Esta foto de mi cara es la más difundida, ahora al carboncillo










Alumnos de cuarto año
Alumnos del quinto año

La profesora del Plan Lector, Liliana Vílchez