En el número de junio de la prestigiosa revista Máximun Rocknroll de gringolandia, he publicado una crónica sobre el retorno de la banda Eutanasia, con fotos de mi amigacha Claudia Alva (Claudiblue) Espero les guste.
EUTANASIA: Veinte años
después el sentimiento sigue siendo de agitación.
Por
Martín Roldán Ruiz.
LA DESPEDIDA
Era fines de 1990, el local del
Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) de la proletaria plaza Dos de
Mayo, se encontraba repleta de casacas de cuero y pelos parados. Las A de
anarquía, destacaba entre la simbología roja del socialismo, y en vez de
consignas y reivindicaciones obreras, sonaban los distorsionados acordes del
punk rock de Eutanasia.
Era un concierto especial, porque
sería el último de una de las bandas que habían marcado el ritmo de la crisis en
el Perú de la década de los ochenta. Recuerdo a la gente pogueando y coreando las canciones Tratas de Buscar Algo, ¿Y nosotros qué?, o Ratas Callejeras, los
himnos de una juventud desesperanzada.
La energía fue intensa, porque
sabíamos que podrían pasar muchos años antes de volverlos a ver, sobre un
escenario. Entre ellos me encontraba yo, esperando el momento para conversar
con Nico M y José “el Auxilio”, guitarrista y baterista respectivamente, sobre
el final de una banda tan importante para muchos.
Recuerdo que nos sentamos en el
piso casi a la entrada del local. Nico y el Auxilio apoyados contra la pared, esperaban mis preguntas que
se basaron en lo que había significado Eutanasia para ellos. No recuerdo muy
bien las respuestas, solo sé que la grabación se la entregué a un amigo que me
había encargado esa entrevista para su fanzine. La entrevista nunca fue
publicada, porque el fanzine nunca vio la luz, y el amigo habría de perder el
casete. O quizás habría de grabar algo encima.
Lo que puedo rescatar de esa
noche y esa conversa, es que Eutanasia había dejado huella en muchos de una
generación que había crecido en medio de apagones y coches bomba. O quizás eran
la expresión pura de esos tiempos convulsionados. Para Nico M y el Auxilio, la
banda era un grupo de amigos que tenían muchas ganas de decir lo que sentían
frente al tiempo que les había tocado vivir. Y el punk rock fue el instrumento
que tenían más a la mano.
Hubo un concierto más en Barrios
Altos, al cual no pude asistir. Pocos meses después José “el auxilio”, partiría a Japón. Eutanasia
tocaría una vez más en el local del sindicato de obreros CARBOLAN, con el
baterista de la banda Exilio, Rodolfo el
loco Poggi. Ese sería el último concierto, porque no volverían a tocar más.
Meses después el pelado Kike y el Pepe Asfixia viajarían a Alemania. Nico M lo
haría pocos meses después.
Mucho se especuló sobre esa
partida. Se habló de amenazas hacia los miembros de la banda por parte de la
policía, que ya se perfilaba a reprimir con carta abierta, a un año del golpe
de Alberto Fujimori. Mucho de cierto hubo en eso, pero también la urgencia de
buscarse un futuro en otros países, ya que el propio no te ofrecía más que
inflación monetaria, desempleo y terrorismo. Y un apocalíptico paquetazo
económico, en donde los precios de las cosas subieron al triple de su valor de
la noche a la mañana.
LOS RECUERDOS
Cuando salió el casete
Sentimiento de Agitación, muchos supimos que parte de nuestra juventud, estaría
reflejada en las trece canciones que traía. Por ahí poseíamos algunas
grabaciones de conciertos, donde Eutanasia demostraba toda la fuerza de su
propuesta. En El Hueko de Santa Beatriz (especie de Squat), en la peña
Huascarán, o en cualquier lugar de Lima donde tocaran, ahí estábamos presentes,
y con las grabadoras dispuestas a registrar esos momentos cruciales.
Pero de todas ellas, la grabación
que mejor refleja la performance de Eutanasia sobre los escenarios, es el
concierto llamado El Otro Rock de 1987, en el colegio Hertrude Hans. Concierto
al que entré cuando esa especie de fuerza de choque llamada Bandera Negra, integrada
por gente bastante radical, empujaron el portón y pudimos entrar todos. El
sentimiento que refleja ese concierto sirvió para que parte de esa performance fuese
usada como Outro en la maqueta de la
banda.
Años después perdería ese casete cuando
lo preste a algún amigo que no me lo devolvió. Posteriormente lo volví a
adquirir y lo volví a perder. Luego lo compraría en formato de CD. Y
últimamente lo he bajado del internet. De cualquier forma, escuchar cada uno de
sus temas, me sirvieron para recordar lo que había sido el pasado, cuando
sentíamos que no había futuro. Sobre todo cuando escribí mi novela Generación cochebomba, que trata sobre
esos años y sobre la gente que iba a los conciertos punks, o subterráneos, como
así se denominaba a la juventud rebelde de los ochenta en el Perú.
EL RETORNO
Desde hace unos años los rumores
de que Eutanasia iba a volver a los escenarios, corría entre los circuitos
punks de Lima, sobre todo entre aquellos que los seguimos desde los ochenta.
Pero yo lo veía como algo difícil de concretar. José “el Auxilio” vivía en
Japón, el pelado Kike y Pepe Asfixia en
Alemania, y Nico M en España. ¿En qué momento podían coincidir en Lima?.
Todos ellos con hijos, y obligaciones, como que se hacía casi imposible. Incluso
cuando el 2010, Kike, estuvo de vuelta en Lima, y me confirmó que ya estaba
todo listo, no podía quitarme las dudas.
Ante las preguntas, yo decía que
cuando vea a los cuatro en Lima, recién podría estar seguro. Y no habría de
pasar mucho tiempo. A fines del 2011 se hicieron presente para hacernos recordar
las noches en el Hueko de Santa Beatriz, los pogos en la peña Huascarán, los tragos en esos
conciertos en los rincones más marginales de Lima, lugares a donde ninguna banda
iba, y que casi siempre terminaban en peleas, contra la gente común que no entendía
la protesta de esos extraños muchachos de negro y botas militares.
El lugar elegido fue el bar
ETNIAS. Y me reencontré con varias caras añejas y con bastantes jóvenes de
ahora que gustan de Eutanasia. También tocaron las bandas Aeropajitas, Barrio
Calavera, KADE, Pateando Tu Kara, entre otras. Y el pogo fue tan brutal como en
los años en que una sala del Hueko de Santa Beatriz, albergaba a doscientos
espectadores que saltaban y se empujaban, hasta perder la conciencia. Una noche
de sensaciones, ya sentidas hace muchos años. También de reafirmación de aquello
que sentíamos cuando éramos adolescentes. Para eso son los himnos que te marcan
la vida. Y Eutanasia cantó varios de ellos.
EUTANASIA 2012
Si bien es difícil que continúen en
el Perú haciendo su música, ellos no descartan volver cada cierto tiempo para
seguir tocando, y grabar nuevos temas.
Por lo pronto han tocado en las ciudades del interior del Perú como Trujillo,
Arequipa y la milenaria ciudad del Cusco.
Su retorno a los escenarios ha
sido comentado en muchos medios del país. En todos ellos rescatan la
importancia que tuvieron para el punk rock hecho en el Perú y la importancia de
su mensaje como reflejo de lo que estaba sucediendo en el país. Más aún, en
esos años de un rock oficial que se caracterizaba por ser conformista, comercial,
complaciente y que pecaba de inocentón. Cuando en las calles moría gente de
hambre o por la violencia política.
Entre sus objetivos es sacar
nuevos temas, para un nuevo disco, con ritmos distintos, pero dentro del punk
rock que los caracteriza. Bien por ellos. Para mí me quedara el recuerdo de
haberlos visto en sus últimos conciertos y estar presente en su retorno, veinte
años después, para poguear y cantar, los coros desesperados, que son la
característica de mi generación.